Animaos y dejar vuestros comentarios de las publicaciones,así como sugerencias para temas nuevos que sean de vuestro interés. Gracias.

23 de enero de 2008

El Estrés se refleja en la piel




El estrés es una respuesta natural del cuerpo a las situaciones que lo amenazan y que repercute en la estabilidad emocional y física. Es una forma de mantener alerta al organismo. Aunque el estrés tiene una función positiva en el ser humano, que es la de crear un estado de atención y pronta respuesta a la adversidad, experimentarlo en forma sostenida e intensa puede afectar nuestras capacidades físicas y emocionales. Por ello, es necesario aprender a encauzarlo y a sacarle el mejor partido.Ante una situación de estrés prolongada, la respuesta del organismo se da a través del cansancio, la fatiga o un aspecto enfermizo.
La piel reacciona ante ese estado mostrándose sin color, con signos de cansancio y envejecimiento prematuro. Nuestra piel experimenta el estrés de dos formas distintas: desde dentro del organismo debido a enfermedades, una nutrición inadecuada, tensiones provocadas por el trabajo o la familia; y exteriormente, debido a la contaminación del ambiente, el ruido o por trabajar mucho tiempo en sitios cerrados.

Podemos sufrir estrés sin darnos cuenta, ya que éste se manifiesta de muy diversas maneras, como la falta de apetito, dificultades para dormir, entumecimiento de los músculos, falta de apetito sexual o incluso cambios bruscos de humor. Pero los síntomas cambian según el tipo de piel. El estrés se manifiesta sobre todo en la descamación, escozor y picazón de la piel, para este tipo de problema es recomendable aplicar cremas calmantes para pieles sensibles. Cuando la piel se presenta “apagada” y con un tono que nos da una apariencia enfermiza, puede deberse a la contaminación o la falta de hidratación. Hay que aplicar cremas reconstituyentes de día y noche.
¿Por qué afecta la piel?
De acuerdo a la revista profesional de estética "Les Nouvelles Esthetiques", los 10 mayores efectos del estrés en tu piel son: acné, eczema, soriasis, picazón en la piel, caída del pelo, sudor excesivo, rosácea, caspa, herpes oral y urticaria. Además el estrés contribuye a que la piel pierda su luminosidad y se vea sin vida. El estrés también causa otras condiciones que afectan la piel como la falta de sueño, sobre-comer, fumar, beber y otros. El estrés produce desbalances hormonales.
La mayoría de los conflictos y cambios vitales, como por ejemplo, el padecer una afección de la piel, implican estrés y la posibilidad de enfermar a nivel psiquis (mente) y cuerpo (soma), que hoy se aceptan como interconectadas.

Piel y sistema nervioso tienen un origen común en el embrión que es el ectodermo y ese “partir juntos” queda para siempre impreso en la memoria biológica. La piel, verdadero órgano de expresión, es a la vez el más extenso de nuestros órganos, con su propia estructura y funciones exclusivas, con una rica vascularización e inervación, alojándose en ella el sentido del tacto. La barrera epidérmica permite la homeostasis del medio interno con el mundo externo contactante y su denominación de “envoltorio relacional” del ser humano, represándosela como parte constitutiva del yo. Leriche definió la salud como “el silencio de los órganos”, concepto clarificador para la piel, donde la notoriedad de la enfermedad mostraría la negación de ese silencio. Los acontecimientos cotidianos y las reacciones psicosociales, podrían considerarse sólo desencadenantes de procesos para los cuales existe determinada predisposición.

¿Qué hacer?
Inicialmente tienes que controlar las erupciones con medicamentos tópicos o cremas cosméticas. Pero hay que eliminar la causa o una de las causas del problema: el estrés. El estrés no puede eliminarse pero puede controlarse. Un poco de estrés es normal y positivo, lo dañino es pasarse la vida estresado.

Hay muchos estudios que demuestran que el ejercicio ayuda a controlar el estrés. Especialmente recomendados para controlar el estrés son ejercicios como yoga y artes marciales.

Los masajes, aromaterapia, baños de inmersión, acupuntura, té de hierbas, meditación y otras similares contribuyen a disminuir el estrés.
Imprimir